Moradillo de Roa y su cotarro
Imposible venir a Moradillo de Roa y no quedar atrapado por la historia y las historias de este pueblo de la Ribera de Duero burgalesa, contadas con entusiasmo por Marta y Nacho Rincón. Imposible no sucumbir a su cotarro y sus bodegas, a su albillo y su cerveza.
El pasado de Moradillo es el de un pueblo entregado al vino en cuerpo y alma, con más de veinte lagares y un centenar y medio de bodegas serpenteando en las entrañas de su cotarro.
Un pasado común al de muchos pueblos castellanos con una historia hecha de lagares, con su viga y con su husillo, su castillo y su marrana; de bodegas excavadas a pico y pala, con su mentidero, su contador y sus cubas de madera de castaño, y de hombres de campo acarreando pellejas loma arriba.
Lo que ya no es tan común es el empeño que el ayuntamiento ha puesto en rescatarlo del olvido y en mantener vivo el cotarro y su tesoro subterráneo. El proyecto de recuperación de lagares y bodegas, capitaneado por Nacho, es como un torbellino que cada vez implica a más gente, empezando por sus paisanos que arriman también el hombro.
Prueba de ello, dos productos singulares para financiar el proyecto: el albillo mayorque lleva el nombre de El Cotarro y está elaborado por Alfredo Maestro Tejero al estilo de un vino de pueblo, o la cerveza rubia de vendimia el Cotarro by Mica, elaborada con uva de Moradillo y cebada de Fuentenebro.
Pero todo lo que os cuente es poco. A Moradillo hay que ir para disfrutarlo despacio y recordarlo con gusto, como uno de esos vinos que se quedan largo tiempo en la memoria.
Moradillo de Roa, Ribera del Duero, Burgos